Los responsables de seguridad trabajan intensamente durante las últimas semanas para garantizar que la Semana Grande de San Sebastián transcurra con los menores incidentes posibles. Es un momento crítico del verano al juntarse en las calles miles de donostiarras y personas venidas de fuera de la ciudad, lo que atrae a diferentes tipos de delincuentes. Tras dos años de pandemia y sin Aste Nagusia, se va a recuperar una medida que se antojó exitosa en agosto de 2019: iluminar espacios festivos y de esparcimiento que congregan a cientos jóvenes en la parte trasera del Kursaal, playa de la Zurriola y espigón de la desembocadura del Urumea. Quien quiera hacer algo punible debe saber que los focos de las siete torres de iluminación y los policías que rondarán la zona no se lo van a poner fácil.